Muy
al sur de Chile se encuentra la ciudad de Puerto Montt, con vista al mar desde
su punto más céntrico, custodiada por dos gigantes dormidos, volcanes coronados
con nieve; un lugar de clima muy lluvioso y paisaje verde, donde se puede
respirar aire puro.
En esta ciudad viven dos jóvenes, protagonistas de una historia de amor tan
común, como maravillosa. Dos jóvenes valientes, fuertes pero sobretodo
enamorados.
Ella, Tessa Loyola de 22 años, tiene el cabello negro, ojos color café, nariz bonita, es pequeña, 1.60 de estatura lo que la hace parecer mucho más joven. Es muy sincera, prefiere herirte con la verdad porque odia la mentira.
Es la hermana mayor de Cielo y Lluvia las gemelas de 16 años, el orgullo de su madre y de Carlo. Su padre falleció cuando ella era aún una bebe. Tessa trabaja de una tienda de música por las mañana y por las tardes estudia en la Universidad de San Sebastián, está preparando su Tesis de Pedagogía.
Piensa especializarse en educación especial.
El, Aitor Navarro de 24 años es reservado con sus sentimientos, responsable, ama a su familia, vela por su seguridad. Sus temas favoritos de conversación son deportes, música y política.
También es muy sensible, tiende a deprimirse cuando algo no sale como él lo espera.
Aitor siente una pasión por los autos, por esta razón estudio mecánica automotriz, trabaja en el taller de uno de los concesionarios más prestigioso del país.
Aitor es un chico guapo de 1.75 de estatura, su piel esta dorada por el sol, cabello castaño oscuro y ojos de color café, debido a su trabajo él tiene un buen cuerpo.
Tessa y Aitor son novios desde hace cuatro años, se conocieron en el instituto, al principio solo eran amigos, una amistad que poco a poco se fue transformando en amor.
Aitor
ama a Tessa desde mucho antes de que ella se diera cuenta. Ella es
su razón, ella le pone freno cuando sus ambiciones comienzan a salirse de
la normalidad, ella es su niña. Fue ella la que lo hizo decirle "Te
Amo", no es que Tessa lo dudara, si no que deseaba escucharlo, por sus
actos ya lo habían demostrado.
Sin embargo hacía ya dos meses que no la veía, recordando un beso que lo dejaba con ganas de más, ella está preparando su tesis de pedagogía y como siempre sorprendiendo a propios y extraños, había escogido el tema de la educación especial para desarrollarla, ya que esa sería su especialización, además estaba aplicando para poder trabajar en algunas instituciones. Y ayudando a su familia, a las gemelas más que a nadie, Cielo y Lluvia eran ya unas señoritas pero ella aun las veía como las niñas que debía cuidar. El día solo tiene 24 horas y al parecer no eran suficientes para Tessa.
Aitor lo comprendía pero esto solo lo hacía pensar que sería mejor terminar su relación con ella para darle más tiempo y quitarle el estrés de un novio. Pero solo de pensarlo sentía como su corazón se partía en mil pedazos, sabía que Tessa lo amaba como él a ella pero estaba enfocada en otras metas y él no quería hacerla sentir mal al exigirle tiempo para él.
La soledad y el olvido que sentía podrían en algún momento salir a flote y hacerle decir cosas que no sentía, palabras muy hirientes. Pasar tiempo a su lado no debía ser una imposición para la mujer que amaba.
Así pues esa noche daría el paso que terminaría con su corazón. Dejaría a Tessa hasta el día que ella decida regresar o ¿no?
*_*_*
Había sido un día horrendo para Tessa, un mal sueño la despertó muy temprano. En el sueño, veía como Aitor se alejaba de su lado, lo que lo había hecho insoportable era que en parte era verdad, desde hace dos meses no ha tenido tiempo para él, jamás pensó que el desarrollo de su tesis pudiera absorber todo su tiempo, aunque si fuera sincera no era “la tesis”, era su afán por la perfección.
Tessa
estaba realmente agotada, había hecho varios viajes a Santiago y cada uno de
ellos significa como mínimo tres días por las doce horas desde Puerto
Montt hasta la capital.
Había realizados varias visitas a las instalaciones de Teletón, convenciones con maestras de educación especial y cuando se encontraba en la ciudad entre su trabajo, las reuniones con su tutora de tesis y ayudar a las gemelas el día se le pasaba volando.
El distanciamiento con su novio se extendió por dos largos meses, extrañaba mucho a Aitor, sus abrazos, sus conversaciones, salir o simplemente estar en su apartamento viendo alguna película. Y también extrañaba hacer el amor con él.
Tessa había tenido una relación malsana con su anterior novio alguien que fue minando su autoestima poco a poco, ella decidió terminar con esa relación antes de que le hiciera daño, ella valía mucho más.
Un mes después de su rompimiento volvió a encontrarse con Aitor, él por ser mayor por dos años ya había terminado el instituto y trabajaba. Ella estaba en su último año, estaba en el parque comiendo un helado cuando lo vio, algo muy extraño paso, no podía dejar de verlo, su cuerpo había cambiado, ya no era tan delgado, ahora se notaba un cuerpo fuerte y musculoso. Tan hipnotizada se encontraba que se olvidó del helado hasta que unas cuantas gotas le cayeron en el vaquero que vestía. Soltó una pequeña maldición y se levantó para tirarlo. Se estaba limpiando las manos y manchas cuando escucho su voz.
–Tessa
¿eres tú? –, ella se quedó unos segundos inmóvil
–Sí,
lo soy... Hola Aitor–, lo miró y como le gustó verse en esos ojos, siempre
le habían gustado, era como ver el corazón y alma, además
de una sonrisa encantadora.
Desde ese día mantuvieron comunicación por mensajes de texto y llamadas, al mes de ese reencuentro ya eran novios. Tessa era feliz con la sensación de tener mariposas en el estómago.
Su primer beso fue bajo la lluvia, fueron al cine en su primer cita de novios, al salir iban hablando sobre la película cuando de la nada comenzó a llover, algo muy normal en Puerto Montt, Tessa levantó el rostro para sentir las gotas de agua y al minuto siguiente sintió los labios de Aitor moverse sobre los suyos con una lentitud casi agonizante, notó como la sostenía de la cintura, ella le rodeó el cuello con los brazos y lo acercó aún más, se sintió segura, protegida, que le pertenecía y al mismo tiempo se sintió libre, sin ataduras de ningún tipo. Después de todo el amor es libertad encarcelada.
Aitor se convirtió en su mejor amigo y en su amor, en su bebé como ella lo llama. Aitor con sus acciones y confianza le demostró cuanto la amaba. Tessa estaba segura de ello pero deseaba escucharlo decir "Te Amo, mi niña", cuando cumplieron un año de novios decidieron pasarlo en el departamento de Aitor para ver películas, al finalizar Pd. Te Amo, ella no pudo evitar las lágrimas y Aitor la abrazó muy fuerte
–¿Mi
niña qué tienes? –, ella sollozó más fuerte y se aferró a su abrazo
–Sé
que me amas–, logró decir entre lágrimas -Pero necesito escucharlo de ti, que
salga de tu boca-, finalizó mientras le acariciaba los labios, Aitor
al verla así, con los ojos y mejillas rojas, pensó que
jamás hacia sido tan bella.
–Sabes
que no me gusta hablar de lo que siento, que creo que es mejor demostrarlo, con
respeto, confianza y apoyo...– le dijo y le miró tomar aliento antes de sonreír
–Te amo... te amo como jamás pensé que sería posible amar– Su corazón latió
a mil revoluciones cuando él la besó, para sellar su declaración de amor. –Te
amo mi niña– le dijo mirándola a los ojos cuando se separaron.
Fue la primera vez que se lo dijo y también fue la primera vez que hicieron el amor de una manera lenta, tierna. Tessa sonrió al recordarlo, en estos cuatro años no todo ha sido color rosa, unos cuantos problemas y un necesito tiempo que duró tres días, en los cuales se extrañaron de una manera desesperante. Por esta razón estos dos meses eran como el infierno. Se habían visto escasos minutos para un beso y decir –Bebé, prometo que pronto terminaré la tesis– Pero este día iba a cambiar. Y solo ella tendría el poder para pelear o simplemente resignarse a lo que pasaría.
*_*_*
Aitor estaba de pie frente a la casa de Tessa, ya le costaba respirar, parecía como si el aire se volviera más denso y no llegará a sus pulmones, era lo mejor o al menos quería creerlo. Tocó la puerta y al instante se abrió, miró a Cielo sonreír.
Aitor estaba de pie frente a la casa de Tessa, ya le costaba respirar, parecía como si el aire se volviera más denso y no llegará a sus pulmones, era lo mejor o al menos quería creerlo. Tocó la puerta y al instante se abrió, miró a Cielo sonreír.
–Hola
Aitor, pasa–, ella y Tessa compartían su forma de reír
–Lluvia,
dile a Tessa que Aitor está aquí–, sonrió al escucharla mientras caminaba al
salón, observo como Cielo recogía el desorden de cuadernos, un momento después
llegó Lluvia.
–Hola
cuñadito–, le saludó
–Hola
Lluvia–, se disponía ayudar cuando la vio, estaba vestida con una pijama gris
con el dibujo de un oso. Ella se abalanzó a sus brazos y mientras la
abraza y respira el olor a lluvia que desprecia su piel quiso morir en ese
instante porque sería la última vez que lo sentiría pero debía
hacerlo, no debía ser egoísta, Tessa tenía suficientes cosas ahora mismo en su
vida como para que se estuviera preocupando por él.
–Bebe
te he extrañado tanto–, sonrió al escucharla, se separó lo suficiente para
besarla, para embriagarse con su sabor. Cuando se separaron, se dio cuenta que
las gemelas les habían dado un poco de privacidad.
–Mi
niña hay algo importante que tengo que decirte–, no quería darle vueltas a la
muerte de su corazón, era mejor directo y sin anestesia. –Tessa te amo con
mi vida, con mi corazón y con mi alma–, ella lo miraba sorprendida y
quiso responder pero él no la dejó –Lo sé, sé que tú también me amas
pero en este momento de tu vida...–Respiró, no podía permitir que su
voz se quebrara, está a segundos de perder el valor –Sé que tienes otras
prioridades, que está muy cerca de cumplir uno de tus sueños y no quiero ser yo
quien no te permita alcanzar esta meta, al pedirte que me dediques un poco
de tu tiempo–, vio como lagrimas llenaban sus ojos, y el nudo en su garganta
creció mucho más.
–Aitor…
bebé… no… por favor–, respiró profundamente pero el aire seguía sin llegar –Es
lo mejor Tessa, no pido ser tu prioridad máxima pero sí una de las más
importantes y he dejado de serlo...–, Pudo ver en sus ojos una pregunta que
lo sorprendió –No, no hay otra, jamás podría haberla, tú
eres mi niña, pero no quiero herirte cuando la soledad me abrume y diga
palabras que nunca sienta pero que te causaran tal dolor que me odiaras–, Tessa
lloraba en silencio, y él tomo el rostro de su chica entra las manos y con los
pulgares limpiaba las lágrimas que recorrían las mejillas de su amor.
–Bebé…
por favor, no me dejes…– esto salió en forma de susurró de los labios de su
chica, de su mujer –en un mes habré terminado todo–. Le dijo en suplica y Aitor
simplemente sonrió triste.
–Ese
es el problema, no creo que sea solo un mes–, besó su frente y secó sus
lágrimas con más besos –Te amo mi niña–, se giró dejándola sola y temblando en
el salón, se estaba muriendo por dentro, y sin ser muy consiente de como logro
salir a la calle y cogió un taxi con rumbo a su departamento. Necesitaba estar
solo. Necesitaba alejarse de ella, o regresaría para pedirle perdón y que lo
aceptara de nuevo a su lado.
*_*_*
Tessa estaba de rodillas, llorando sin saber qué hacer. Jamás pensó que esto podría pasar, ella solo deseaba que él se sintiera orgulloso de ella, pero él tenía razón, lo había olvidado, no supo cómo administrar su tiempo.
No
sabía cuánto tiempo pasó llorando antes que sintió que su mamá la abrazaba.
–Tessa
¿qué vas hacer?– ella no tenía respuesta para esa pregunta.
–No
lo sé... no lo sé mamá– respondió y escuchó el suspiro de su madre, la mujer
que siempre asido su ejemplo de fuerza y razón.
–¿Dejaras
que se marche sin luchar?–, ella negó
con la cabeza –Tessa, cariño, ya eres un
mujer, de la cual me siento muy orgullosa pero creo que hay cosas que debes
entender, como por ejemplo, tus hermanas deben resolver sus problemas ellas
mismas– Tessa se giró para ver a su mamá, confundida por las palabras. –Si
ellas te necesitan, te buscaran. Ya no son las niñas de 6 años a las que debías
ayudar con sus tareas o defenderlas– se secó las lágrimas mientras seguía
escuchando –Aitor solo necesita saber que es una de tus principales
prioridades, y al parecer no se lo has demostrado en estos dos últimos meses–
Tessa se abrazó con mayor fuerza a sí misma, tenía miedo de romperse en
cualquier momento. –Ahora ve tras él– por un momento miro extrañada a su madre
por ese consejo pero al segundo siguiente sonrió al ver como su mamá también lo
hacía, se levantó, fue directo a su habitación y se cambió el pijama por un
short, camiseta y un par de zapatillas. Y desde la puerta gritó: Te amo mami y
cerró. Sabía muy bien a donde tenía que ir.
Al
llegar la invadió el miedo, no sabía que esperar pero vivir sin él era
inimaginable así que fue tras lo que buscaba, su bebé, su amor, su hombre, su Aitor, no quería a nadie que no fuera él.
Usando su llave abrió la puerta, la oscuridad y el silencio le dieron la
bienvenida, respiró y sonrió al sentir el aroma a mar y sol, el olor de Aitor,
era curioso que oliera así ya que en Port Montón llovía 6 días a la semana y el
sol rara vez saludaba, se dirigió a la habitación y lo encontró dormido,
vestido solo con un bóxer azul y abrazado su foto. Sintió las lágrimas recorrer
de nuevo sus mejillas.
Ella quiera hablar con él decirle que todo cambiaría, que él se convertiría en lo más importante. Pero no quería que todo se quedara en palabras, se lo demostraría, así que se desvistió quedando solo en ropa interior. Se acercó a la cama y lo giró para dejarlo boca arriba, le quito la foto y se vio, era la última foto que Aitor le había tomado hace ya algún tiempo. La colocó en la mesita de noche y lo observó por unos minutos con su respiración lenta. Él era lo único que ella quería. Se sentó a horcadas sobre su cadera, él se removió un poco pero no se despertó así que se inclinó y lo besó lentamente, suave, al segundo siguiente él estaba respondiendo al beso, sintió como subió las manos a su espalda para acariciarla, al separarse, Aitor no abrió los ojos pero habló.
–Estoy
soñando mi niña, estoy soñando–, lo besó de nuevo –Estamos soñando– le escucho
decir pero dirigió sus besos al cuello mientras movía su cadera para
"despertarlo" en más de un sentido. –Tessa–, ella levantó su rostro y
sonrió al ver la sorpresa que se dibujaba en su rostro –Tenemos que hablar–,
dijo él tratando de levantarse, ella lo miró a los ojos negando con la cabeza.
–No,
no necesito hablar, lo único que necesito es a ti… a ti para poder despertar esta
maldita pesadilla en la dices dejarme–, susurró y volvió a besar su cuello,
comenzó a besar su pecho, llegando a sus tetillas a las cuales besaba
alternativamente y sintió como Aitor comenzaba acariciar sus senos, no fue
consiente en que momento el logro quitarle el sostén pero si sintió como los
apretaba y masajeaba con fuerza, ambos gemían al sentir las caricias del otro,
ella siguió bajando, con una idea muy clara de lo que quería era la primera vez
que le besaría el pene, ese mismo pene que la había hecho sentir mujer, que la
convirtió en su mujer, por un momento el miedo de no hacerlo bien la invadió,
la hizo dudar pero Aitor soltó un pequeño gruñido que la impulso a seguir
adelanté, y también la necesidad de demostrarle cuando le amaba.
Ella lo tenía en su boca, podía sentir la calidez que desprendía el glande, lo chupo como si se tratara de su paleta favorita –Tessa, mi niña no es necesario–, dijo con gruñido Aitor mientras la tomaba por los hombros, haciendo que soltada el pene y se escuchara el sonido ¡plop! y la subía para poder besarle en la boca, con un movimiento rápido los hizo girar y ahora Tessa estaba de espalda al colchón con él encima y su peso era la mejor sensación, su cuerpo comenzó a recibir sutiles besos y caricias, sus senos eran besados con adoración mientras su sexo era recorrido por una mano traviesa que solo la acercaba al borde del abismo, mientras ella repetía su nombre y gemía incoherencias debido al placer, recorrí la espalda con sus manos y se deleitó con las nalgas de su hombre, mordisqueando su oreja y en ese instante sintió como era invadida de una manera rápida y fuerte, ¿Cuándo le quitos las braguitas? Pero este pensamiento se esfumo de su mente en el momento que el orgasmo estallo en ella y gritó su nombre y él solo sonrió sobre una de sus senos, el cual mordió y chupo y esto la llevó una vez más la orilla del precipicio, ya que él no había dejado de moverse en su interior pero cuando ya no creía resistir más él dejó de acariciarla en su interior
.
–¡¡¡¡¡No!!!!!–
casi grito
Sintió
como Aitor salía de su interior para colocarse a la espalda de ella y comenzó a
besar sus hombros y su cuello, con sus dedos atrapó su pezón,
lo apretaba y tiraba de él, al sentir su erección entre sus
nalgas por instinto pasó una de la pierna sobre la cadera para darle mayor
acceso a su muy húmedo sexo. En esta posición ella solo
podía disfrutas de la manera en que era tocada y tan perdida como estaba en las
sensaciones que él le hacía vivir que al sentir la primera embestida se quedó
sin aire y sus gemidos cobraron mayor fuerza igual que cada intromisión de
Aitor en su interior y el placer que los invadió fue tanto, mezclado
por la necesidad y el amor que sentían el uno por el otro, que al
poco tiempo llegaron la cima del placer juntos gritando el nombre del
otro, y sus corazones latiendo al mismo ritmo como uno solo,
El
tiempo se detuvo, o camina más lento la verdad es que Tessa ese detalle lo
traía sin cuidado ya que está en lugar que deseaba estar, estaba en su casa en
los brazos fuertes de su amor.
No sabe cuánto tiempo pasaron abrazados y la verdad es que no importaba, con Aitor aun en su interior permaneció lo que parecieron ya horas, o siglos quizás no está segura de nada que no fuera él.
–Bebé, tú eres mi prioridad principal de por vida, la tesis estará lista muy pronto, no volveré a dejarte solo–, Tessa le hizo esa promesa con los ojos cerrados así que Aitor una vez más en esa noche sonrió y la abrazo con más fuerza y le dijo
–Ya
no te lo permitiré, no permitiré que me olvides, que me dejes, eres mi niña, mía,
no me alejaré de ti–, en ese instante Tessa sintió una pequeña explosión que
nació desde su vientre y le recorrió el cuerpo, lo que hizo que
se estremeciera, y Aitor al sentirlo la cubrió con la sabana y ella feliz
se acurrucó aún más en su pecho, esa fue la primera noche del resto sus noches
en las cuales solo le importa que el cuerpo de Aitor fuera su protección,
su cobijo y más que nada, su amor.
Pero
esa noche comenzaba el verdadero cambio en la vida de esta bella pareja de
enamorados… enamorados como los hay en cualquier parte del mundo…
¿FIN?